¿Lo crees demasiado seguro? No cometas error que te han enseñado a identificar

Hace poco 2 personas cercanas a mi, lidiaron con una situación en la que «ella» sentía que su relación (de varios años) no podía por motivos ajenos a factores tan graves como la infidelidad o la violencia sucumbir en algún momento. Es decir (y esto es netamente pensamiento suyo) «motivos o conductas irrelevantes».
Pues bien, su relación terminó y no por una acción puntual que haya originado su debacle, si no por una serie de particularidades en su comportamiento, que en sumatoria y a largo plazo dieron pie a que «él» termine cansándose; esto definitivamente no estaba dentro de los cálculos posibles de ruptura que ella tenía, por ende se vio de pronto ante un escenario que no esperaba y del cual no podía cambiar las tornas, pues la decisión de su pareja (a partir de ese momento ex pareja) era definitiva. Ahora bien, no voy a sumergirme en contar explícitamente cuales fueron tales motivos, porque el objetivo de este artículo es entender en que momento dar por muy segura una relación estable actúa en contra de la misma, lo cual puede hacer manifiesto de una forma en demasía abrupta o de manera progresiva.

Que reconfortante es sentir que la persona con la que mantenemos una interacción romántica nos corresponde y que toda muestra amorosa es mutua, observamos con el transcurrir del tiempo que el escenario no ha cambiado, excepto claro, los vaivenes que les ocurren a tooodas las parejas y que tomamos como algo natural; concluimos entonces; que estamos ante una relación sólida y damos por sentado que estas «eventualidades» en el camino, son cosa de poca monta y que jamás significarán una razón suficiente para que nuestro paraíso de amor se acabe. Aquí surge el primer problema y es que en una relación los azares no son cosa que se deba tomar a la ligera, el cumulo de pequeñas acciones negativas a la larga puede presentarse como un obstáculo infranqueable, cuando optamos por dejar que ocurran ciertos eventos apelando al típico pensamiento de: «con el tiempo se solucionarán».

Dejar que las conductas cotidianiabas inherentes, al desinterés en algunas situaciones, a la falta de tiempo por temas ya sean laborales o personales en otras, al conflicto por no comulgar ideas afines o a la escasa comprensión y empatía ante circunstancias que para uno pueden ser delicadas y para la otra persona no tanto, son los móviles más comunes que conducen en la mayoría de los casos a una ruptura impensada. Estas situaciones se van gestando a lo largo de la relación y son casi imperceptibles al inicio, puesto que que en este punto predominan las sensaciones positivas y es cuando el desgaste emocional aun no ha sido puesto a prueba.
Tendemos entonces casi siempre a apoyarnos en fundamentos válidos como la comunicación y la confianza. Aparece aquí el segundo problema: confundir el estar seguro de una relación con «tener segura» una relación. Y es que ambos conceptos son totalmente diferentes, el primero apela al estado de certidumbre que compartimos con nuestra pareja de que lo nuestro es algo positivo y verás, y el segundo, es creer que el título de «relación» nos da automáticamente garantías de que la otra persona se mantendrá ineludiblemente a nuestro lado sin importar nuestras acciones.

-¿Me estas diciendo que estoy jodido entonces, destinado al fracaso conyugal?

-Tranquilo, ya sabes que después de las bofetadas viene el fuerte abrazo de amigo que te doy mirándote a los ojos, acompañado de ciertos consejos que te pueden ser de ayuda, toda vez que optes por seguirlos.

– Joder, dime ya ¿Cuál o cuáles son las formas más efectivas para lidiar con estos escollos?

Bueno mi estimado, el primer paso para resolver cualquier problema es identificarlo. tomando esta premisa como punto de partida, debes saber que determinadas situaciones pasan frente a nosotros de forma encubierta, es decir, disfrazadas de eventos «comunes», lo que generalmente conlleva a que menospreciemos su relevancia y las dejamos de lado. Prestar atención a pequeños conflictos cotidianos en la relación es una manera práctica de poder evitarlos en un futuro. En este caso la comunicación si toma una significancia primordial.

Buscar empatizar e involucrarse en con la otra persona, sobre todo en momentos sensibles es una forma de expresar tu interés por no solo tus problemas, si también por los suyos y por ende los de la relación misma. Recuerda que la complicidad entre ambos es una de las virtudes que tienen las relaciones exitosas y duraderas

Debes tener en cuenta que en ocasiones actuar de manera tan asertiva y comprensiva no es sencillo, puesto que también lidiamos con nuestros propios entuertos, ¡pero caray! si realmente lo que puedo entender de cuanto quieres a la persona que se encuentra a tu lado es cierto, este tipo de sacrificios bien valen la pena.

Por último, estas acciones deben hacerse presente desde ambos lados, tiene que ser mutuo, de lo contrario a posteriori te condicionarás a llevar siempre el peso de la relación a tus espaldas, lo cual puede generar que se aprovechen de ti, confundiendo tu buena voluntad con devoción y necesidad, y por ende, en lugar de un vínculo que te proporcione felicidad, termines cayendo en una espiral de dependencia y toxicidad.

¡Hasta la próxima!